G. I. Gurdjieff es uno de los místicos más influyentes del último siglo. Su filosofía, a grandes rasgos planteaba que el hombre en términos prácticos es una máquina programada que vive en un estado de perpetua somnolencia, aunque Gurdjieff, en su plano más esotérico, sostenía una visión un tanto más radical (como que el ser humano es alimento para la Luna), en este caso tenemos  un ejemplo de su dao, una enseñanza moral que casi podríamos incrustar en la gran tradición del camino chino del justo proceder junto a alguien como Confucio. Desde hace unos años se ha viralizado en la red este texto publicado en el libro  El maestro y las magas, de la editorial Siruela. A continuación, 82 duras perlas que el maestro dedicó a su hija; bien leídas, constituyen un manual para desprogramarse y vivir libremente, con una responsabilidad que se debe sólo al propio espíritu.

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